martes, 14 de octubre de 2014

23 de febrero / Los bailes de animales y recuerdos de un verano helado







La tradición de bailes de animales se remonta a los apuntes de crónicas de indias sobre las costumbres de los indios cumanagotos. El imaginario del folklore venezolano cuenta con el baile del pájaro guarandol, del Carite y la lancha Nueva Esparta y hasta el baile del Chiriguare, monstruo deforme radicado en la popular laguna de Campoma. El gabán tacateño tiene el baile del pescado. Wilfrido Vargas en los ochentas tuvo el baile del perrito. Recuerdo que mis compañeros de la primaria bailaban en las fiestas de cumpleaños el baile del perrito. En un pasaje del libro recopilatorio de crónicas de indias editado por la Academia de la Historia, este baile de los cumanagotos aparece hermosamente descrito. Es dibujado como una representación teatral en la que los miembros de la comunidad desempeñaban distintos papeles. Algunos hacían las veces que pescaban, otros que lloraban, otros mímicas de animales. Representaban las facetas de la cotidianidad. El baile de los animales era tan importante como el baile de Moby Dick que representé en Massachusetts en el verano pasado. El baile de las ballenas blancas encalladas en el agua helada. Nubes grises entre las algas y las rocas, nadando a temperaturas inverosímiles. Inéditas. Pero el agua. Siempre el agua.

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