domingo, 8 de abril de 2012

Sobre la escasa difusión de la literatura venezolana en el exterior

Foto del carnet de La Sorbonne de Renato Rodríguez (tomada el 2009, durante una visita que le hicimos. Cualquiera de las siguientes personas pudo haber tomado esta foto:  Tábita Luis, Pablo Luis Duarte, Carlos Colmenares Gil, Diana Armijos, Fabián Coelho, Álvaro Rafael, Miguel Mantilla o Sofía Salazar).


Expondré mi opinión sobre un tema muy complejo, en muy pocas líneas, de una forma sencilla y directa: si bien es cierto que la literatura venezolana cuenta con escasa difusión en el exterior, no es menos cierto que este total desconocimiento de nuestro acervo, lamentablemente, empieza por casa. De modo que no me asombra que personajes de la escena cultural emitan opiniones absurdas sobre el tema en los periódicos. Sin embargo, considero importante debatir sobre este asunto. Los libros suelen ser impresos y es como si nada hubiese pasado, muy pocas veces se los reseña. Los libros de autores venezolanos muy extrañamente son distribuidos fuera de las fronteras nacionales. Los académicos venezolanos radicados en el extranjero prácticamente no proponen seminarios o líneas de investigación sobre el tema. No creo que se trate de falta de calidad sino de falta de estrategias. ¿Quién es el culpable de esta situación? Toda la cadena de instituciones y entes involucrados (el estado, la academia, los críticos, las editoriales, los mismos escritores y un largo etcétera).
Por mi parte, desde que vivo en el exterior recomiendo a mis conocidos leer literatura venezolana y me llevo siempre gratas sorpresas al ver cómo quedan enganchados. Estas experiencias me han convertido en una optimista redomada. A una amiga poeta, estudiante de postgrado y residente de Durham, le presté Todos los poemas de Miyó Vestrini y quedó tan entusiasmada que volvió a mi casa para llevarse prestada también la biografía. A un amigo crítico literario le recomendé leer los libros de Renato Rodríguez; cuando nos reunimos estaba muy interesado en Al sur del Equanil y dijo que era increíble que durante los sesentas se estuvieran publicando cosas así en Venezuela, de cierta manera en la onda de Bolaño y anticipándose a Bolaño por varias décadas. El comentario de este crítico confirmó una sospecha que mordía mis reflexiones. Acaso pudo ser que Venezuela no encontrara lugar dentro del Boom porque sus escritores estaban ocupados con cosas más innovadoras? El temita de Latinoamérica exótica y el realismo mágico no podía cuajar en el escenario local. Se estaban explorando temas preeminentemente urbanos, de factura realista, muchas veces en constante diálogo con la contracultura. Por ejemplo, las obras de Renato Rodríguez, Carlos Noguera y Antonieta Madrid publicadas entre la década del sesenta y setenta, a mi manera de ver, están más cerca de Thomas Pynchon que de Gabriel García Márquez. Por otro lado estaba Oswaldo Trejo, otro nombre importante de esas décadas cuya estética experimental y vanguardista jamás hubiese podido generar obras que lograran venderse como pan caliente (menciono este tema porque es sobre el que he estado investigando últimamente).
Tenemos muchos escritores que nos han entregado obras valiosas. El hecho de que no hayan recibido el reconocimiento internacional que merecen apenas indica que nuestra maquinaria organizativa ha fallado. De ninguna manera indica, como algunos especulan, que las obras no tienen nivel. Como lectora puedo decir que los libros están allí. Sólo nos queda leerlos, escribir sobre ellos, recomendarlos. Los invito a poner manos a la obra (superemos este síndrome del patito feo). No es mala idea empezar a plantearnos nuevas lecturas de este fenómeno que ha marcado por tantos años nuestra literatura.

5 comentarios:

  1. Dayana, gracias por esta estupenda reflexión. Gracias de verdad.

    Y pasaré por aquí más a menudo.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Me entusiasma mucho leer posts como éste. También me preocupa la escasa difusión de la literatura venezolana dentro y fuera del país. Creo que como dices, el punto de partida está en la idea que tenemos de la cultura, de lo que debe ser, de lo que es nuestro y lo que es no.

    Lamentablemente, eso limita a muchas voces genuinas a meterse en una especie de contra-cultura, en lugar de formar parte de una línea de diálogo amplia y diversa. También creo que esta mentalidad hace que los que quieran expresarse en la literatura sientan que tienen que seguir patrones determinados.

    Me gustaría mucho seguir cortando esta tela. Siento que con los recursos de los nuevos medios se puede hacer mucho. Si te interesa intercambiar más ideas, estaría encantada. Mis contactos están más abajo, en mi blog.

    ResponderEliminar
  3. Roberto, gracias por tomarte la molestia leerlo y comentar.

    Lenguaraces tu blog pinta muy bien, ya lo revisaré con más cuidado. Entiendo lo que dices del asunto de la contracultura. Sin embargo, yo lo veo un poco distinto. Creo que muchos libros de autores venezolanos que adoptaron estéticas vanguardistas no han sido lo suficientemente valorados, en cierto sentido, porque se los pretendía juzgar a través de cánones estéticos pertenecientes al Boom. Lo más prestigioso de ese momento. Una comparación que me parece imposible, entre otras cosas, debido a que esos libros experimentales no podían convertirse en éxitos de ventas. Son libros para lectores "duros" y sin prejuicios de orden moral. Por supuesto que será maravilloso seguir intercambiando ideas sobre el tema. Es algo que debe ser puesto sobre el tapete.

    Reciban ambos un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Dayana, gran texto y aguda reflexión, sobre todo lo referente a la no paticipación de Venezuela en el Boom. Pienso al respecto que también influyeron otros factores sociales y económicos, más allá de lo que apuntas, y que sería interesante leer más al respecto. ¿Cuándo nos entregas algo más exhaustivo, como para prender esta necesaria discusión?
    Un gran abrazo a ti y a Guillermo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Gabriel! En vista de que este post ha tenido una buena recepción he pensado en desarrollar mejor estos puntos. Claro, este texto inicialmente era un comentario para Facebook y se alargó más de la cuenta; surgió de una forma bastante espontánea. Como no me considero una experta en el tema y de momento no puedo meterme en una investigación más formal, en el futuro texto que me he planteado me limitaría a hablar del asunto desde un punto de vista muy personal. Pero sería maravilloso si otras personas se sumaran a la discusión y plantearan otros aspectos que se escapan de mi vista. Es una invitación. Supongo que publicaré el texto en los próximos días. Recibe un abrazo.

      Eliminar