Niña Hello Kitty
No pongo la otra mejilla, solo soy una infiltrada en tu vida Humano.
Niña Hello Kitty.
Con cajas de plástico para lápices y gomas de borrar.
Jumper azul y no rojo. Pero rojo en la imaginación.
El colegio jumper azul, el colegio cuerda de saltar.
Se abre la forma del cuerpo en el patio recamado de ladrillos.
Cien saltos y la cuerda casi se enrolla en mi tobillo.
Hora del recreo. Tequeños, jugo de parchita y me escapo a la biblioteca.
Cajas de colores con la silueta Kitty super Kitty.
Bailo mientras escucho a la maestra tocar el órgano, recito en cualquier idioma distante y prefiguro que iré de vacaciones con mi esposo cuando me case. Algún día. Pronto.
En mi pupitre, me distraigo pensando que voy a la playa el fin de semana y como helado de coco y veo delfines.
Voy con la abuelita artrítica que casi se ahoga la última vez. Pero pienso que la quiero mucho igual, aunque se la pase haciendo el ridículo. No debería nadar en esas condiciones, dice el militar. Tienes razón, dice papá de alto rango con shorts Speedo. ¿Pero qué se hace? Pregunta desconsolada mamá.
Nadie entiende tanta discordia porque es la manzana de la discordia, dice la abuelita de mí.
Porque es enrolladísima, digo yo. Chao, me voy a flotar un rato, que ya me enseñaron. En un par de semanas me convierto en orca y me como todos los delfines de la playa. Nadie me cree.
Me gustaba el patio recamado de ladrillos, en esta época pensaba que sería niña por siempre. Y no me equivocaba, soy niña rota. Muñeca asesina, dibujo sin boca.
Me siento siempre niña. Mantengo un espíritu joven, sin tantos enrevesijos. Pienso simple. Me mueve todo lo bello y no me atrevo. Me da miedo ser grande.
La idea de la adultez aún me hace llorar extremo.
Siempre he sido responsable, sin embargo.
En esa época nunca olvidaba mi caja de Hello Kitty en el colegio.
Era mi tesoro, mi caja de colores.
Nunca jugaba con la comida, ni me peleaba con otras niñas.
Era melancólica, a veces lloraba con las películas de Disney. Bambi me aterraba porque mataban a la mamá de Bambi, Dumbo me aterraba porque se robaban a la mamá de Dumbo. Papá me decía que yo era modelo Blancanieves, y era la única con la que no lloraba tanto. Pero la manzana envenenada, yo sabía, yo era la manzana de la discordia.
No la había mordido, me la había tragado.
Leía revistas de moda. Una tía las apilaba por montones y me colaba en su cuarto a leerlas.
A los nueve me gustaba leer novela melodramática o folletín en la revista Vanidades. Pensaba que me casaría. Algún día. Pronto.
Niña Hello Kitty, con Speedo negro de cuerpo entero soy orca.
Dibujo sin boca, muñeca asesina.
Salto y alcanzo el infierno.
Con la cuerda de saltar.
Como una orca que salta en el mar y vuela en el aire porque tiene alcance,
porque tiene propulsión.
Porque tiene aletas infernales y no alas angelicales.
Como yo.
Muñeca asesina, niña orca.
Niña Hello Kitty.
*Este libro está a la venta en Amazon. También Gótico tropical, un libro de cuentos muy interesante. Son dos libros preciosos que me gustó muchísimo publicar. Y me divertí un montón escribiéndolos.